Los geógrafos han determinado dos tipos de ecosistemas:
- Abiertos: Consisten en cuerpos de agua que fluyen naturalmente, tales como ríos, caños y arroyos.
- Cerrados: En estos, el agua permanece relativamente quieta. Incluyen grandes lagos, lagunas, humedales, ciénagas, oasis, entre muchos otros.
Los ecosistemas de agua dulce ocupan menos del 1% de la superficie terrestre y están distribuidos de manera desigual en todos los continentes. Mientras unas áreas, como los Andes suramericanos y la cuenca del Amazonas, son privilegiadas por contar con una enorme riqueza hídrica, muchas otras padecen por la ausencia de este recurso. Se estima que un 40% de la superficie del planeta, compuesto por zonas áridas y semiáridas poseen solo un 2% del agua proveniente de las lluvias.
Las fuentes de agua dulce suministran multiples bienes y servicios al hombre. Entre ellos destacamos:
- Agua potable para el consumo humano,
- Riego para los cultivos,
- Procesos industriales,
- Generación de energía eléctrica,
- Vías de transporte,
- Dilución y transporte de desperdicios,
- Medios de esparcimiento y recreación
El agua un recurso escaso
Tradicionalmente, las sociedades humanas han considerado que el agua es un recurso renovable e inagotable. Esta errada concepción ha llevado a usos inadecuados, que propician la desaparición de muchas fuentes o su deterioro irreversible. En los últimos 50 años, el consumo de agua se ha multiplicado por cuatro, debido al aumento de la población y a las necesidades de la economía. Hoy en día tenemos mayor conciencia del inmenso valor de este recurso y procuramos cuidarlo más.
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